Estoy hasta los huevos de la crisis. Así, sin más. Ni menos. Estoy cansado de que las noticias siempre sean malas y que los que nos gobiernan
no hagan nada por que salgamos de éste túnel del que parece que nunca vemos el
final. Si antes leía a diario varios periódicos, ahora me cuesta. Pasear entre
las noticias de política y economía es agotador. Podría recurrir a las
secciones de ciencia o cultura, pero las referencias a los recortes son tan
constantes que lo que debería ser un oasis en mitad de este desierto de desesperanza, tampoco
lo es. No hablemos de las portadas: las de los medios que recogen las últimas
noticias sobre Bárcenas, los Consejos de Ministros, o los múltiples y
abundantes casos de corrupción, me indignan. Y las de los medios afines al
gobierno que, no sólo ocultan la realidad, sino que tratan de hacernos creer
que las medidas del ejecutivo son efectivas, me desquician. Los desahucios, el paro, el índice
de pobreza y los suicidios nos demuestran, día a día, que las medidas no son eficientes. Estamos en el
camino equivocado, un camino que ahora critican quienes lo iniciaron, lo
socialistas. ¿Algún día abriremos los ojos y veremos que los dos grandes
partidos tienen pocas diferencias más allá de los colores?
Con tanta reunión entre homólogos europeos, tanta medida
para superar la maldita crisis, tanta transparencia opaca, tanta policía y, en
definitiva, tanta hipotética cordura ineficaz, aquí dejo yo un poco de insensatez: ¿podéis
creer que lo que más echo de menos de la falta de dinero es no tener opción de comprarme los libros que quiera y sentirme libre, a pesar de todo?
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